La primera conexión de alcantarillado en la ciudad de La Paz fue en 1949. Según EPSAS, el año 77 se colocó la matriz más importante de alcantarillado en la zona central de la ciudad de La Paz. Por aquellos años la urbe paceña tenía 538.316 habitantes, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Hoy la población se ha multiplicado, según las mismas proyecciones del INE (ver recuadro superior). La urbe paceña crece al 1,1 por ciento anual.
El gerente de EPSAS, Víctor Rico, afirma que las instalaciones que se hicieron en el pasado tenían una previsión del crecimiento urbano, pero reconoce que una cantidad importante de las tuberías debería ser renovada.
Según sus proyecciones, se requiere de 300 millones de dólares para hacer la renovación y el mantenimiento de los sitios que están en mal estado, aproximadamente el 55 por ciento.
Pero una renovación total de este servicio no se daría de la noche a la mañana. “Hablamos de un proceso que puede tardar hasta 20 años. Ahora, por el momento, ya estamos trabajando en las zonas que más atención requieren”.
Las primeras conexiones, según Rico, eran de concreto, luego se utilizó fierro fundido. Ambos materiales ya habrían quedado obsoletos y no cumplirían a cabalidad sus funciones.
Según el especialista Luis Salamanca Mazuelo, hay una serie de factores que intervienen para que el alcantarillado necesite estas reformas. “Cuando se hizo el diseño y la construcción del sistemas de alcantarillado se calculó que estas obras iban a ser usadas por una cantidad ‘X’ de población; pero a esta altura la población ha aumentado y el alcantarillado no es suficiente, y peor si estamos densificando más las áreas”. Los casos más concretos se dan en las laderas y en la zona Sur, explica Salamanca.
El experto indica que el promedio de crecimiento anual de La Paz no es un fenómeno determinante porque según él hay otras ciudades que crecen más. “El Alto crece el cinco por ciento y tiene más población”.
Con todo, la mayor cantidad de habitantes en la ciudad de La Paz provoca problemas colaterales; por ejemplo, la falta de agua porque las represas no darían abasto al crecimiento. “Ya hemos visto periodos de estrés hídrico, donde la gente sufre por la falta de agua”.
El experto también indica que la matriz de alcantarillado tiene un periodo de vida útil y que no es eterno. En el caso de la ciudad sede de gobierno, la matriz del alcantarillado habría cumplido su ciclo.
El gerente Rico explica que la vida útil del alcantarillado es de 30 años. Aunque advierte que “las estructuras se mantienen”. Con todo, los efectos del paso del tiempo se han convertido en una más de las razones por las que se necesita un cambio en el sistema matriz de alcantarillado.
A pesar de todas las explicaciones, la autoridad de EPSAS se niega a hablar de un eventual colapso o saturación del alcantarillado, inclusive en las zonas de mayor densificación.
Por su parte, la Alcaldía de la ciudad de La Paz empezó una agresiva campaña para la prevención de riesgos, ante cualquier desastre que se produzca por problemas de alcantarillado. Hay cuatro zonas que están declaradas inhabitables: Valle de las Flores, Cervecería, Metropolitana y Suipacha.
San Miguel, el centro sureño
Roberto Auchen, director de la unidad de Ordenamiento Territorial de la Alcaldía de La Paz, dice que la zona de San Miguel representa la mayor centralidad urbana en la zona Sur. “Es el lugar más representativo y está determinado por el desenvolvimiento de la gente”. Ésta es una de las justificaciones para que se permita la “edificación” de la región.
Inestabilidad del 70 por ciento de la urbe paceña
Cuando Mario Mercado era alcalde de la ciudad de La Paz (1977) se hizo un estudio que determinó que el 70% de la urbe no era apto para la construcción.
El dato ofrecido por Luis Salamanca Mazuelo, especialista en gestión de riesgo, coincide con la afirmación de la Asociación Boliviana de Ingenieros Sanitarios.
Según reportes de la Alcaldía y de la Empresa Pública Social de Agua y Saneamiento (EPSAS) hay 39 barrios que están en grave riesgo de sufrir un desastre natural.
El porcentaje tendría otra complicación, para Salamanca es peligroso que haya viviendas con agua potable y sin alcantarillado. “No se canalizan estas aguas y se vuelven una bomba de tiempo”.
La Razón
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