“Muchas personas piensan que el infarto es la enfermedad primaria, es decir que el problema empieza ahí, pero están equivocados. El infarto es la consecuencia de varios factores, es el efecto de señales a las que no se le ha dado la debida importancia”, explica Félix Loza, cardiólogo del Hospital de Clínicas de la ciudad de La Paz.
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dan cuenta de que las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en todo el mundo. Éstas afectan por igual a ambos sexos, y más de 80 por cierto de los casos se producen en países de ingresos bajo y medio.
En La Paz, la enfermedad que más condiciona a un paciente a sufrir un infarto es, según Loza, la diabetes. “Una diabético tiene una alta probabilidad de sufrir un infarto porque el tejido cardíaco está permitiendo que por sus arterias circule una mermelada (sangre con azúcar)”. Pero eso no es todo, agrega, un diabético tiende a desarrollar presión alta y sus indicadores de colesterol son elevados porque es propenso a acumular grasa.
El galeno recuerda que el índice de diabéticos tiende a subir en todo el país. En La Paz 18 de cada 100 ciudadanos padecen de esta enfermedad, dice, y en Santa Cruz, un cuarto de la población, 24 de cada 100, es diabética.
Algunos casos son hereditarios, “los mínimos; el problema mayor tiene que ver con malos hábitos dietéticos”, afirma. Según Samuel Córdova, ex jefe de la unidad de Cardiología de ese nosocomio, es esta mala alimentación la que ha provocado un incremento de personas con sobrepeso. “En Bolivia, el 62% de las personas tiene sobrepeso u obesidad. Ocupamos el cuarto lugar en Latinoamérica”, comenta.
La segunda enfermedad que sube el número de infartos en la urbe paceña es, en criterio de Loza, la presión alta o la hipertensión, que se entiende como la resistencia que ofrece la arteria para soportar el paso de la sangre. “No tiene nada que ver con el estado de ánimo, o la altura (sobre el nivel del mar) a la que se encuentran las ciudades”, aclara el especialista.
Recuerda que este mal es incurable y que se calcula que en La Paz el 19% de la población es hipertensa; en El Alto, el 14 %; en Santiago de Chile, el 32%; y en España, el 50%.
Según Córdova, en La Paz, una de cada cuatro personas padece presión alta y con ello desarrolla un riesgo mayor a sufrir una enfermedad cardiovascular o un infarto. Loza agrega que la hipertensión tiene que ver con tres factores: herencia, edad, “mientras más viejo es uno, las arterias se vuelven más duras y la sangre tiene dificultades para circular”, y el consumo de alimentos, “a mayor tensión, el corazón tiene que trabajar más y claudica”.
La tercera dolencia que condiciona la posibilidad de sufrir un paro cardiaco, explica Loza, es el colesterol elevado, o sea la concentración de grasa en las paredes de las arterias. “Es como la acumulación de sarro que dificulta el paso de la sangre; cuando se produce un infarto, la arteria se tapó”.
En general, ambos especialistas coinciden en que las enfermedades que elevan la probabilidad de padecer un infarto cardíaco están estrechamente relacionadas con la mala alimentación y el sedentarismo, que podrían derivar también en obesidad; a eso se añade que se debe evitar el consumo de alcohol y tabacos.
Obesidad, un factor de riesgo
Cuanto más grave es la obesidad mayor es el riesgo de muerte por daño cardiovascular. Los cardiólogos recomiendan controlar permanentemente el contorno de la cintura, ya que un incremento de la circunferencia debe llamar la atención de la persona. En esos casos se sugiere visitar a un especialista.
Sugieren comer sano
Los cardiólogos Félix Loza y Samuel Córdova coinciden en que una alimentación sana y equilibrada puede llevar a evitar contraer las enfermedades que derivan en infartos. “La diabetes, la obesidad, la hipertensión y el colesterol tienen como elemento transversal una mala dieta”, afirma Loza.
En La Paz y en otras ciudades del país es natural para la población combinar en su dieta dos carnes y dos carbohidratos (papa, arroz, otros), y no se acostumbra a comer verduras. “Ésa no es una buena dieta”.
Para una alimentación equilibrada, sugiere consumir una porción de proteínas, de minerales y de carbohidratos.
Además de comer sano, Córdova explica que lo recomendable es que la persona haga ejercicios. “La gente es cada vez más sedentaria. Para los niños, en la actualidad, es un castigo salir a la calle, ellos prefieren la computadora, los videojuegos. La gente no se libra de los ascensores y hasta el radiotaxi se toma en la puerta de casa”.
Para las personas que padecen hipertensión (presión alta), la principal recomendación es el consumo de alimentos con menor cantidad de sal. Los especialistas recuerdan además que para los que tienen el colesterol elevado, el enemigo está en las calles, en la comida rápida con abundante grasa.
Para una buena alimentación recuerdan disminuir el consumo de carne roja y dar prioridad a la carne de pollo o de pescado, reducir el consumo de gaseosas y de grasas trans, que están en las margarinas y frituras, o grasas procesadas industrialmente.
Otros factores de riesgo
Consumo de tabaco
-Además de provocar hipertensión y cáncer de pulmón, el fumar reduce la expectativa de vida. Es la causa más importante de muertes evitables en todo el mundo.
Consumo de alcohol
-El consumo excesivo de alcohol empeora el riesgo en pacientes con triglicéridos altos o diabetes. La ingesta moderada de vino o cerveza por adultos no es mala.
Falta de ejercicio físico
-Hacer ejericio es vital. Los especialistas recomiendan 30 minutos diarios con intensidad moderada en forma continua o intermitente (al menos 10 minutos continuos).
Acumulación de grasa
-La acumulación de grasa a nivel de la cintura puede llevar a una lesión cardíaca o diabetes. Una circunferencia mayor a 88 cm en mujeres o 102 cm en varones es una alerta.
La Razón